Gracias por oirme sin juzgar.
Gracias por tus opiniones, sin aconsejarme.
Gracias por tu confianza en mí sin exigencias.
Gracias por apoyarme sin intentar decidir por mí.
Gracias por tus cuidados sin anularme.
Gracias por abrazarme sin asfixiarme.
Gracias por animarme sin empujarme.
Gracias por sostenerme sin hacerte cargo de mí.
Gracias por protegerme, sin mentiras.
Gracias por acercarte sin invadirme.
Gracias por conocer las cosas de mí que menos me gustan y aceptarlas sin pretender cambiarlas.
Gracias por saber que aquí, ahora puedes contar conmigo… sin condiciones.
Gracias por mirarme sin proyectar tus cosas en mí.
Pilartxo.
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