Hace 35 años éramos unas madres jóvenes que se encontraron con que sus hijos habían crecido y podían disponer de un tiempo libre para ellas.
Nos apuntamos a unos cursos de gimnasia de mantenimiento en el polideportivo Gasca, dónde en invierno hacía mucho frío, pues no había calefacción, o no funcionaba. El entrenador nos animó a jugar un partido de brilé para entrar en calor y ahí empezó todo: desde entonces no hemos podido, ni hemos querido, dejar de jugar. Casi es un vicio, vicio sano ¡claro!
Durante estos años algunas mujeres nos han ido abandonando por razones de salud o familiares pero han venido otras. En vacaciones nos echan una manita los nietos y nietas, antes los hijos e hijas. Nuestras familias saben que el brilé es sagrado y solo se falta por fuerza mayor.
En el patronato de deportes desde el principio nos han permitido jugar y nos proporcionan el sitio. Siempre nos han tratado con respeto, nos animan a seguir y nosotras, mientras el cuerpo aguante, estaremos ahí jugando al brilé.
Gracias a la organización de la Lilaton por premiarnos por hacer algo que nos encanta y nos sirve de terapia.
Pilartxo.
Ole ahí, tía, dí que sí, que tenéis mucho mérito. ¡¡Abriendo brecha, y hasta que el cuerpo aguante!! Familia Ubarretxena
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