3 de enero de 2011

Hiperestesia




¿Qué persona que se considere viva no sufre ante las injusticias cotidianas? No sólo las que se cometen hacia uno mismo, sino también para con los demás.
Yo creo que los que no sienten dolor ajeno, o aquellos que son incapaces de sentir empatía no están realmente vivos.
Pero en estos tiempos que corren todo parece demasiado ajeno. Ajeno a nosotros mismos y a todo el resto. Ya nada nos llega, ni tampoco llega a ningún lado... ¿Entonces dónde queda?... No lo sé.
Los hechos y circunstancias son aislados y ya no importa que pasó ni que irá a pasar. Y sólo importa si aporta beneficios a ese "yo", que con cada día es un poco más egoísta.
Hace mucho que me cuesta encontrar alguna persona que sea sensible. Y hace mucho más aun que no encuentro a nadie que sea hiperestésico.
Nadie dice que la sensibilidad excesiva y dolorosa sea buena ni saludable, pero pesa en el alma caer en la cuenta de que poco a poquito nos vamos insensibilizando más y más.
Hay cosas sobre las cuales me encuentro pensando y me producen rabia. Rabia y asco. Por ser tantos y no hacer nada los unos por los otros. Por matarnos ya sea con la guerra o con la indiferencia. Por habernos dejado de amar hace tanto tiempo. Perdimos el amor, y eso fue lo más grave que hemos hecho. Perdimos el respeto y eso nos convirtió en hombres y mujeres deplorables. Subestimamos, a todo el mundo, y hasta a nosotros mismos. Dejamos de hacer porque creemos que no somos lo suficiente, o que con nuestra colaboración no se logra nada.
Me atrevo a decir que dejamos de querernos.
Que hay gente despiadada, es totalmente comprobable. Que hay quienes no lo son, es mucho más dificil de comprobar. El disfraz cambia las reglas... Y todos llevamos algo de disfrazados... Todos tienemos trapos sucios que esconder... Verdades sin decir... Y apenas se entra en pánico y el vértigo inunda, se cae ante un abismo infinito, como en espiral. La espiral que lleva a largar todo, a vomitar lo oculto (de la peor forma posible) y así a romper con los esquemas... Pero no por bondad ni para ser transparentes y pedir perdón. Sino por cobardía propia, por maldad.


Sacar el ser destructor que nos convierte en "gente" hizo que muchos pilares cayeran con el primer temblor de indiferencia.


Recopilado.
Kachuri.

Publicar entrada

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dejenos aquí su opinión. Gracias