Una reflexión,sobre nuestra condición como mujer, real e interesante de nuestra profesora y amiga Itzi.
Las mujeres, todas, somos profesionales.. Profesionales de la atención centrada en la persona, no en “nuestra persona”, si no en quienes nos rodean.
Crecemos
aprendiendo a satisfacer los deseos y las necesidades de otras personas, relegando,
e incluso, olvidando las nuestras.
Aún
hoy, seguimos supeditando nuestro valor personal a nuestra imagen corporal,
social, económica, laboral… dividiéndonos
en mil pedazos, seguimos situando fuera aquello que nos configura como
personas.
Y
seguimos buscando. Queremos encontrar una salida, un espacio en el que
encontrarnos con nuestros anhelos más profundos, esos que aun en los tiempos
más difíciles, son los que han posibilitado el retorno a nuestras raíces, las
que nos conforman, sujetan, sostienen y permiten mirar cara a cara a las
personas que, como nosotras, buscan dentro de sí, aquello que las señala como
diferentes, como únicas.
Para
ello, es importante acercarnos a otras mujeres, con las que poder hablar de
nuestra realidad, así, entre todas, recuperar nuestra historia como mujeres,
personas con valor propio, con nombre propio.
Uniendo
compromisos de vida, vamos tejiendo el manto de complicidades, devolviendo el
valor a nuestras decisiones y tomando nuestro lugar de interlocución y participación
en la sociedad a la que pertenecemos.
Para
sentirnos bien con nosotras mismas, es importante que comencemos por
preguntarnos cuales son nuestros anhelos más profundos, cómo nos imaginábamos
de pequeñas y que revisemos si hemos dado los pasos en esa dirección, o hacia
dónde lo hemos hecho, para reconducirnos hacia ellos.
Itziar Igartua Txitxurreta
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