A
Marían, le gusta transitar por los mercados y hablar con las vendedoras
de edad avanzada, haciéndolas preguntas en las que ahonda en su
vida laboral en épocas en las que desarrollar su trabajo les suponía un
autentico y desgarrador sacrificio para poder sacar su casa adelante. Ella nos
transcribe uno de estas entrevistas a Mª Karmen, proveedora suya en “La Bretxa”;
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Todas las mañanas muy
temprano, Lorenza desde su caserio en Martutene, se dirigía a San Sebastián caminando hasta el
mercado de “La Bretxa””,
para vender las verduras de su huerta, que las transportaba encima de su
cabeza.
En este caminar y al llegar a
la clínica Quirón, descansaba en una fuente que allí había y dado que venia descalza ( seguramente con abarkas)
se lavaba los pies, poniéndose inmediatamente las alpargatas como detalle de
“lujo”.
Intentaba llegar muy temprano
al mercado, ya que tenían problema para
poder ocupar los puestos, pues no había titularidad para ninguno de ellos y
venían las discusiones.
Lorenza, decidió ir
al Ayuntamiento y para ello pidió a las demás vendedoras que le acompañaran
para hacer mas fuerza, pero ellas se
negaron a acompañarla, quizás por la falta de costumbre a quejarse y menos ante
las autoridades que les inspiraban mucho respeto, o mas bien temor.
Ella, siguió en su empeño y lo
hizo en solitario, se traslado al Ayuntamiento y de la manera que mejor supo,
expuso el problema que tenían y les pidió
que les adjudicaran a cada una de las
vendedoras un lugar fijo y así evitarían
problemas, como se suscitaban
continuamente, dando lugar a discusiones y enfados. Parece ser que fue bien
acogida la sugerencia y desde entonces consiguieron la titularidad de los
puestos.
Mas tarde, Pilar hija de Lorenza, sustituyo a su ama en el desempeño de su trabajo, pero hubo
un cambio en el medio de transporte, que en este caso lo hacía
a lomos de un caballo.
Pasaron los años y pensó en
sacarse el carné de conducir, y desde entonces acudía al mercado en su
furgoneta, haciendo de esta forma más llevadero dicho trabajo.
Mujeres anónimas como Lorenza, seguramente sin cultura pero si con animo de superación han cambiado
nuestras vidas haciéndolas mas justas y llevaderas.
Marian Delgado
Conchitatxo